«…La última frontera había sido vencida con extasiante satisfacción…»
por ISABELLA L. (@IsabellaL__, en Twitter)
Allí estaba Marco, tumbado boca arriba, con las piernas alzadas y abiertas, y su pene totalmente erecto y duro como roca, descubriendo un nuevo e insospechado placer extraordinario mientras su amada Laura lo penetraba con un arnés devenido en la herramienta perfecta del deseo y el disfrute. Marco alucinaba, extasiado, en su mente todo estaba borroso, solo había espacio para las intensas sensaciones que llegaban feroces desde su cuerpo, sensaciones nunca antes conocidas y que ahora surgían como monumentos a la pasión y al goce. Su próstata jubilosa y punzante le anunciaba una felicidad desatada desde la profundidad de todo su hasta entonces aletargado interior. La última frontera había sido vencida con extasiante satisfacción, Marco había descubierto todo lo que su cuerpo estaba listo para ofrecerle, y todo lo que él podría obtener de la libertad de disfrutar todo tipo de placer en compañía de su siempre amada e incondicional Laura, la dueña de todos sus placeres.