ON LINE

«… solicito un pedido de tu empresa, por si algún repartidor tiene a bien atenderme. Besos. …»

por TEODORO NDOMO

El teléfono taladra cada segundo de esta jodida forma de trabajo pandémico…

¡En mi propia casa! Ese es el mayor lamento que jamás creí alcanzar.

«¡Una soberana memez de lamento!», hubiera dicho hace apenas un par de meses. Pero lo cierto es que es un absoluto incordio. Apenas levanto las posaderas de esta miserable silla ortopédica. Además, uno de los ruedines es impropio del mayor invento del hombre.

Porque este invento es solo del hombre. La mujer nunca se hubiera sacado de la masa gris semejante oda al gandulismo. Solo el hombre es capaz de inventar algo para trabajar sentado.

Yo tengo claro qué haría sentada ahora mismo.

Y sueño… Sentada, estaría dispuesta a recibir dos descubridores o exploradores. Esas sí que son las principales virtudes/defectos del género masculino. Buscar fuera. Nada de insistir en recuperar, reconvertir o reciclar lo que tienen en casa. Solo depredar y escribir en cuaderno nuevo o ajeno.

En eso, los hombres son expertos.

Sentada esperaría impaciente la llegada de Colones y Magallanes oportunos que quisieran buscar, descubrir y ahondar en mí. Pero como a mí también me gusta ahondar y no tengo miedo a descubrirme, también caigo en el sueño de descubrir una “a”. Una igual. Una descreída del sueño azul. Un ángel liberador y libador. ¿Con su correspondiente miembro acompañante pues me pone burra un buen solomillo?: Pues sí. Y así me ensueño, me mojo y me dejo llevar para evadirme de ese incordiante mátrix que enhebra nuestras vidas llamado DATOS.

¡Despierta! Y llegó una nueva onda telemática en forma de mail. Nuevo bit que me empuja con fuerza a abandonar la ensoñación en la que me encontraba húmeda.

Con rabia me dirigí a esa sala de espera que es la Bandeja de Entrada. Allí suelo ver toda clase de jungla que desprecio. En esa “cola de trabajo”, no veo sino la soledad de la jungla. Sin embargo, se me escapó una sonrisa al darme cuenta que era mi marido.

Por un momento, me invadió la ternura y al tiempo, me invadió la leve angustia de saberte pillada al recordar quiénes y qué escenas tenías en mente hacía pocos segundos. Abrí su correo, con algo de curiosidad pues apenas se comunicaba conmigo usando esta vía telemática.

Para: Juliette@npplecoorporate.com

Asunto: Querida esposa…

Mensaje: Quizá no te has dado cuenta, pero tienes la cámara del Pc en modo on line todo el rato. Sabes que por mí, puedes quedarte completamente desnuda, aunque me gusta más ver algo de prenda sutil o macarra. Eso depende de ti. Besos.

«¡Tierra trágame!» es lo primero que asomó a mi inteligencia. El instinto cutre, hizo que me tapara el hombro, al tiempo que corrió una brizna de frío somatizada por el mail. Llevaba toda la mañana hablando con algún cliente y con compañeros por videoconferencia y no me había percatado que había dejado abierta la cámara. Mis ojos fueron grandes platos, primero.

Después dibujaron una delgada línea entre el brillo y la sordidez.

Efectivamente. Volví a dejar caer la camisa de mi hombro y me dispuse a contrarrestar la “herida” del mail de mi querido esposo.

Para: Martin@breadman.com

Asunto: Querida esposo…

Mensaje: Quizá no te has dado cuenta, pero la cámara del Pc había quedado en modo ON LINE a posta. Veo que no estás muy liado como para responderme, por lo que solicito un pedido de tu empresa, por si algún repartidor tiene a bien atenderme. Besos.

Y pulse ENVIAR. Al poco rato, un nuevo bit de la bandeja de entrada. En el asunto solo ”RE: o^o”. Un breve mensaje: ”Sabes que iría. Necesito autorización.”.

Y una imagen adjunta.

No dudé en reenviar.

Para: Martin@breadman.com

Asunto: Querido esposo…

Mensaje: Cualquier autorización que me propongas que te envíe, te la daré para que puedas realizar la entrega del pedido oportuno. Besos.

Pd.: Adjunto autorización.

E Imagen adjunta.

Y esperé paciente.

Aquella tarde no solo sonó el bit de la bandeja de entrada. No solo tocaron el timbre de mi casa.

Aquella tarde sonaron y repicaron campanas.

Además, el músculo de mi lengua quedó dormido en pago del servicio a domicilio que me procuré.

Y todo ello, con la cámara ON LINE, sin querer…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Eres mayor de edad? Este sitio web es para mayores de 18 años. Cada cosa a su tiempo.