«… Llego en 20 min. Ya sabes cómo y dónde esperarme…»
por Sr. EROS, @memorias_de_un_dominante (Instagram)
Esta mañana al despertar, me quedé dormido al igual que tú, y se me hacía tarde para tomarte de nuevo entre azotes y gritos de placer, como los de anoche, así que con algo de molestia tuve que irme con mis ganas a la oficina, dejándote dormida, semidesnuda e indefensa…
Estaba teniendo un día complejo y tenía algo de mal humor… Pero un mensaje tuyo me hizo sonreír de forma pícara…
«Perdón por no prepararle el desayuno mi señor, pero estaba exhausta de todo lo que hicimos anoche. Además del dolor en mi entrepierna, tengo unas hermosas marcas en mis nalgas producto de sus exquisitos azotes. Lamento no mostrarle imágenes de dichas marca, pero me gusta cuando imagina, y de esa forma orquestar lo que sigue para hoy… Con amor, su fiel sierva y esclava «.
Ciertamente eso fue lo que ocurrió. Por completo olvidé mis malestares del cuerpo y me concentré en mi pecado capital favorito» lujuria», y pensé que algo debía planear para no quedarme con las ganas de hoy en la mañana.
Logré posponer todas mis reuniones de la mañana para el día siguiente y avisé además que debía resolver un asunto personal para no venir a la oficina tan temprano, (no quedaría de nuevo con ganas). Así que teniendo todo listo, me dispuse a responder…
«No hay problema con el desayuno, sin embargo sabes que no acostumbro a salir de casa sin comer, pero esta vez haré una excepción y no habrá sanción por eso. Quiero estés atenta a tu celular. Te avisaré cuando esté saliendo. Recuerda esperarme detrás de la puerta, con tu collar puesto junto con su cadena… Por quedarte dormida no comí bien hoy, así que toca dejarme satisfecho, para que pueda olvidar tu falta… Espera atenta».
Att: tu Dueño y Señor.
Al terminar mi jornada, tal como acordamos te escribí: » Llego en 20 min. Ya sabes cómo y donde esperarme».
Tu respuesta «entendido», me dejó más que claro, que sabías lo que pasaría…
El olor olor a flores en la casa y la música clásica de fondo, me terminó de levantar el ánimo, alborotando mis ganas y mi hambre además.
– ¡Levanta tus manos y no dejes de verme!
Mientras me veías, me dediqué a revisar qué parte de tu cuerpo quedaba libre de marcas para completar el cuadro oscuro, usando tu piel, como el mejor de los lienzos diseñados…
Justo debajo de tus nalgas… ¡Justo ahí falta…! Y sin más te pedí contarlos.
1, 2, 3, 4, 5, 6… Y justo antes del séptimo, se escapó un gemido…
– ¿Te duele? ¿Deseas que pare?.
Tus ojos solo mostraban deseo y mucho brillo en medio tanta maldad…
Gritaste a todas tus anchas una y otra vez que me pertenecías y entre tanta excitación tus piernas comenzaron a temblar… Llegado el momento de detener la sesión, observaste tus nuevas marcas y con felicidad me agradeciste por llevarte nuevamente al límite, transformando ese instante, en tu punto de placer en medio del dolor…