«…la noche es mi bufé libre, solo hay que elegir bien a la fiera…»
extracto de CENICIENTA, relato corto de CARLA GIL, en el libro de relatos LOS 7, 2ª edición de2019.
Un callejón algo más oscuro que las calles colindantes aparece ante mí como una bendición.
Lo empujo contra la pared y le meto la mano directamente en los calzoncillos, no tengo tiempo para remilgos, lo quiero dentro ya.
Él jadea al contacto de mi mano y se mueve a mi compás, arriba y abajo, mientras la punta de su enorme miembro se empieza a humedecer haciéndome salivar.
No me lo pienso dos veces, le bajo los pantalones y me lo meto en la boca al tiempo que bebo de él. Mi entrepierna está que va a estallar, podría correrme solo con la sensación de su polla en mi boca, pero quiero más.
Me levanto con la mirada de la lujuria pintada en mi rostro y me subo el vestido hasta la cintura. Él me pone contra la pared y de un tirón me quita las bragas mientras se lanza en picado hacia mi coño con la boca abierta.
Noto su lengua repasando mis labios hinchados por la excitación y de forma inesperada sus dedos me penetran con fuerza, haciéndome chillar. Siento que estoy a punto de correrme y no quiero, cuando eso suceda terminará todo y yo volveré a ser la insulsa chica de la panadería, la eterna enamorada del vecino de la esquina que apenas me saluda. ¡No! Aquí soy la poderosa, la noche es mi bufé libre, solo hay que elegir bien a la gacela.
– Fóllame – le ordeno entre mi respiración entrecortada.
Dicho y hecho, me da la vuelta colocando mis brazos extendidos apoyados en la pared y me embiste como una fiera herida, llenándome de él. Su enorme miembro se mueve al compás que le marco, más adentro, más fuerte, hasta que el clímax se apodera de mí. El orgasmo es tan bestial que mi amigo desconocido tiene que sujetarme por la cintura para que no me vaya de bruces.
Ya está, la cordura, vuelve a abrirse paso en mi interior jodiéndolo todo, y yo echo a correr antes de que mi carruaje se convierta de nuevo en calabaza. Mi última presa me chilla algo mientras le veo subirse los pantalones, pero yo sigo corriendo antes de que el hechizo desaparezca de nuevo. Mañana será otro día, y esta cenicienta tendrá otra nueva oportunidad de ser la puta reina.