BUZÓN DE AMOR

«… me seducirás aún más con cada palabra, descubriré extasiada que eres todo lo que imaginé …»

por ISABELLA L., twitter.com/@IsabellaL__
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Parte 2/3
Parte 3/3

El próximo viernes será 14 de febrero, y, como es viernes, y este ha sido un año laboral que ha comenzado de la misma excelente manera en que terminó el anterior, han decidido celebrar la fecha. Habrá seguramente una fiesta, con comestibles, bebidas, música, y será una oportunidad para que todos puedan disfrutar de lo que merecidamente han ganado. Ya desde el lunes se han adornado algunos departamentos, hay un ambiente que ya se respira festivo. Una de las iniciativas llevadas a cabo y que mayor aceptación tuvo fue la del buzón del amor, un recipiente de plástico, forrado en papel y cartulina de colores, con algunas pegatinas, y una hendidura en la parte superior, a manera de urna, que fue colocado al final del pasillo, y en la que la idea es depositar algún mensaje alusivo a la fecha y dedicarlo a algún otro compañero; si se desea algo más personal o íntimo, sin arriesgarse a ser blanco de chismes o murmuraciones, el mensaje puede ser de remitente anónimo. Me he dado cuenta de que la iniciativa ha sido muy popular porque han sido muchos los que he visto depositar sus mensajes con una pícara sonrisa, otros han esperado hasta que creen que nadie los está observando, y con mucha discreción han sacado de sus bolsillos o de sus mochilas y bolsos sobres prolijamente adornados, y juraría que hasta perfumados, y los han introducido en el buzón con sigilo. Dicen que al chico y la chica que más mensajes, cartas, poemas o textos en general reciban, le corresponderá un regalo especial. Quizás haya algo para mí dentro de esa caja, me llevo bien con todos aunque hablo y me ven poco, y quizás alguien quiera aprovechar la oportunidad de dedicarme algunas palabras. Tal vez no haya nada, seguramente la atención, como siempre, se la llevará el fornido del piso de abajo, que no recuerdo su nombre pero sé que muchas comentan sobre él y sobre todo lo que le harían y le dejarían hacerles, como también sé que ya algunas han hecho realidad esos comentarios. Y claro, la rubia de Personal, la que siempre anda con faldas cortas, medias de malla y tacones, mientras los babosos se provocan una prematura tortícolis observándola desde que llega, y dejando caer la baba a su paso.

Pero yo solo pienso en ti, no pienso en nadie más, no me interesa nadie más. Esta es la oportunidad de contarte todo lo que pasa por mi mente. Ni te imaginas que me gustaste desde el primer momento, en cuanto comenzaste a trabajar aquí lo supe. No creo que te hayas percatado de que desde entonces salgo más al pasillo, donde nos encontramos y nos saludamos brevemente, o de que, aunque yo no tomo café, paso tiempo alrededor de la máquina que varias veces al día visitas y donde nos hemos mirado con cortesía e intercambiado educadas sonrisas. Te escribiré una carta en la exprese lo que siento, me sinceraré a través de las palabras, necesito que sepas la verdad.

Empiezo por saludarte, como si te conociera de toda la vida, y realmente imagino que sí, y por eso, en reciprocidad, quiero que me conozcas por completo. Te cuento de la electrizante sensación que me recorrió la piel cuando te vi por primera vez, sin siquiera esperarlo, aquel día en que te vi, tan maravillosamente de pie en la recepción, y la aceleración de mis pulsaciones cuando te acercaste al grupo de las que estábamos charlando durante un descanso con tu sonrisa encantadora, te presentaste jocosamente como el nuevo y dijiste que sería un placer trabajar aquí, y que te encantaría conocer a todos tus colegas. La palabra placer expresada por tus labios vibró en un profundo rincón de mi sentir.

Te describo cómo una voz interior me pedía observarte, contemplarte, y cómo esa misma voz me contaba sobre pensamientos lascivos que se instalarían en mi mente desde entonces, y que no han cesado. Sí, revelo que me gustas, que me gustas mucho, que no puedo ni quiero evitarlo; que un temblor me recorre la piel cuando te imagino a mi lado, que está despierto mi deseo por compartirte toda mi intimidad, que hagas presencia en mi interior con cada latido.

En un nuevo párrafo, imaginando tu sonrisa y tu mirada una vez que descubras todo esto el próximo viernes, y que sin decir una palabra te dirijas a mí, me abraces y me des el más hermoso beso que le hayan regalado a mis labios en mucho tiempo, te cuento la noche que hemos preparado juntos para terminar ese día tan especial. Saldremos hermosamente vestidos, nos haremos cumplidos cariñosos una vez que nos veamos, y nos besaremos con ternura y deseo.

Caminaremos tomados de la mano, y la brisa nocturna nos acariciará la piel invitándonos a compartir cada instante. Cenaremos en ese nuevo restaurante, ese que solo querías estrenar conmigo en esa noche de estrenos. Me harás reír con tu refinado humor, con tu inteligencia y tu ingenio, me seducirás aún más con cada palabra, descubriré extasiada que eres todo lo que imaginé. En un momento te pediré disculpas y me iré al baño, observaré mi rostro ruborizado y ardiente, del mismo ardor que habrá aparecido más abajo en mi cuerpo, y que habrá empezado a impregnarse en la ropa interior nueva que me pondré solo para ti. Tras los postres, los movimientos de mis labios serán menos sutiles, serán una invitación que comprenderás y te fascinará ser el cómplice perfecto y anhelado. Caminaremos entonces hasta mi casa, y, como todo un caballero, habrás decidido acompañarme, incluso aunque no nos dirigiéramos a terminar la velada en un entorno más familiar, más íntimo. Durante el recorrido, no tendrás tapujos en llevar una mano gentilmente hacia mis glúteos, acariciarlos con ternura, besarme bajo la luz de la luna, mientras me comparas con las estrellas que brillan en el cielo negro sin nubes. Me aguantaré las ganas de abalanzarme sobre ti en medio de la calle, y con voz jadeante te señalaré la puerta de mi casa, te daré un beso, abriré la puerta y te daré la bienvenida a mi mundo. Te preguntaré si deseas tomar algo y me responderás que todo lo que deseas se encuentra frente a ti en ese momento; un fino arroyo translúcido recorrerá mi muslo como serpiente de fuego. No podré resistirme mucho tiempo, las palabras se me agolparán en la garganta, y con gestos sugerentes te señalaré mi habitación. Me sorprenderás tomándome entre tus brazos, llevándome sobre ellos hasta la cama, y buena parte de mí parecerá derretirse en el trayecto, con las pulsaciones de mi corazón totalmente descontroladas. No aguantaré más, desde que me deposites como a una doncella rescatada sobre la cama, te agarraré de la camisa y te llevaré hasta mí, querré sentir la temperatura de tu piel, de tu abrazo, que dancen nuestras lenguas mientras nuestras manos saldrán impetuosas a conquistar toda nuestra geografía.

Te escribo, muy acalorada y casi temblorosa, como las ropas comenzarán a estar de más, a parecer incoherentes, extrañas, y su lugar tendrá que ser desperdigadas por el suelo junto a los zapatos. Admiraré tu slip azul intenso, con esa gran protuberancia a la espera de ser liberada. Me dirás cuánto te calienta este conjunto de lencería rojo y negro que llevaré puesto tras regalarte unos momentos para contemplarlo, y por un breve instante extraviado quizás llegue a lamentar lo pronto que será enviado al suelo, junto a tu slip.

Como tantas veces ha ocurrido ya en mi cabeza, nos quedaremos desnudos, frente a frente, me parecerás la felicidad personificada, observaré tu miembro totalmente erecto y expectante, reclamado ansiosamente por mis entrañas. Todos mis sentimientos acumulados hacia ti brotarán en una lujuriosa sonrisa, como brotarán las cristalinas gotas de tu glande, esperando el momento de hacerme el amor. Me permitiré palpar brevemente tu pene erecto y acariciar tus testículos, masturbarte suavemente por unos segundos, para que mi tacto por fin vea recompensada su espera en la dureza que habrá provocado, y aun tu caballerosidad no te hará abalanzarte furibundamente sobre mí, tal y como mi cuerpo desea, sin que disfrute de más de tus caricias y tus besos. Te recostarás gentilmente sobre mí, besándome el cuello, como sabrás que me encanta, y buscaré tus labios, que no me negarán apasionados besos y la dulzura de tu boca antes de seguir viaje hacia mi pecho. Te deleitarás y me deleitarás besando, acariciando, lamiendo, succionando, mordiendo mis senos, haciendo protagonistas a mis endurecidos pezones, agradecidos del calor de tu aliento, ocasionándome intensos gemidos que llevarán tu imagen, la misma que fluirá y fluye por el arroyo entre mis piernas. El camino de tus labios seguirá hacía el sur de mi geografía, y tras regalarme otra de tus encantadoras sonrisas, te sumergirás entre mis piernas. Me besarás los labios henchidos con avidez, los chuparás, disfrutarás el placer que me estarás brindando, sin prisas, para luego dedicarle a mi clítoris jubiloso toda la pasión que he soñado y que eres capaz de invocar, pasión que me tendrá retorciéndome intensamente, estallando e inundando tu rostro con el fruto de mi largo deseo.

El calor de mi cuerpo parecerá quemarme, te necesitaré dentro mío, no podré aguantar ni unos segundos sin que me llenes de ti. Te escribo, con las palabras más refinadas que encuentro, la manera en que imagino tu erguida hombría, con el ardiente deseo dibujado en todo mi cuerpo, mientras traspasa las compuertas  de mi sexo que tanto la han esperado y clamado, y que la recibirán con empapada satisfacción. Tus embestidas serán lentas al principio, dejándome sentir cada centímetro en mi interior, penetrando completamente mis paredes que se regodearán a tu cálido y punzante paso. Mis caderas agitadas querrán marcar el ritmo, pero entenderán que son presa de tu voluntad, que solo dejará libre los gemidos, casi gritos, que se escaparán incontenibles desde mi garganta. Te abrazaré con fuerza mientras te deslizas más rápido en mis adentros, para sentirte aún más cerca, más parte de mí, para que nunca nos separemos, y sabrás que mi voz pidiéndote más es solo la súplica que se atina a decir cuando se están cumpliendo por fin anhelos que han tenido tiempo para crecer y crecer. Mientras me embistes con fuerza escucharás mi voz descontrolada y eufórica, y te parecerán mis gemidos la excitante melodía que bañará tus oídos, y comprenderás que mi cuerpo te pertenece, que soy tuya. El tiempo parecerá dejar de tener sentido, mi cuerpo explotará desde cada rincón, haciéndome ver cada estrella de la constelación del placer que me haces sentir, el clímax intenso de todo mi mundo que se deshará de éxtasis sobre ti, una y otra vez, arrollador, perfecto. En absoluto delirio sentiré la rigidez de tu cuerpo, las contracciones de tu pene que replicarán en todo mi ser, los intensos espasmos traducidos en impetuosos chorros ardientes que me abrasarán en su camino hacia mis profundidades, allí hasta donde llevarán tu nombre y lo instalarán con orgullo.

Pareceré desfallecer de tanto goce y felicidad, mas no saldrás aún de mí, me seguirás besando, haciéndome tuya, sabiendo que solo será el inicio de un maravilloso futuro. Y luego te acostarás a mi lado, me envolverás en tus brazos, y con nuestros cuerpos desnudos, extenuados, extasiados, aguardaremos el momento en que nos alcance el sueño, para regalarme la dicha de un amanecer entre tus brazos.

Notablemente ruborizada, enardecida, termino de poner el nombre al final de la hoja, a modo de firma: «Paula», no es mi nombre, ni el de nadie que trabaje aquí, y con suerte el de nadie que conozcas. Prefiero que leas mis palabras y te sientas reconfortado pensando que una desconocida te desea, aunque te devanes las sienes intentando descifrar quién pueda ser, antes de arriesgarme a que la realidad no transcurra exactamente como la imaginé. Al final es cierto eso que dicen, el verdadero valor de las fantasías es que exista la posibilidad de que se hagan reales, pero que no lleguen a serlo, para que puedan seguir viviendo como fantasías cada vez más intensas.

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