AL DESPERTAR

«… -Ahora me toca a mí…»

por DORIAN, (joseadn96, en Instagram)

Pocas cosas hay mejores que despertarse con el sol entrando por la ventana un lunes sabiendo que no tienes nada que hacer, pero alguna lo supera. Por ejemplo el mirar hacia un lado y verla a ella encogida, girada hacia el borde de la cama y al recorrerla con la mirada ver su espalda desnuda a medio tapar por la sabana y una nalga asomando que parece estar ahí para mi deleite visual.

Me he levantado algo cansado, no nos vamos a engañar, ayer lo pasamos bastante bien, pero al parecer a mi mente le supo a poco y estuve soñando con ella toda la noche… y te puedes hacer una idea de cómo he amanecido.

Le acaricio la espalda pero no contesta, aun sigue dormida. Pruebo a acercarme un poco y recorro su cuello con algunos besos. Como contestación un leve quejido pero no es suficiente para despertarla. Vuelvo a acariciar su espalda pero esta vez no paro en su parte baja y llego a sus nalgas, metiendo un dedo entre la goma del tanga y ella. Lo arrastro hacia abajo para hacerme algo de hueco y asi consigo llegar a su sexo , simplemente lo acaricio de arriba abajo. Está húmeda, creo que también está soñando cosas bonitas. En ese momento introduzco mis dedos y escucho un leve quejido. Buenos días me dice, a lo que solo puedo responder otro buenos días mientras no paro de jugar con mis dedos.

No sé por qué, me da que te estabas haciendo la dormida,  -le susurro al oído y me contesta con una risita.

Le beso y muerdo el cuello mientras mi mano va cogiendo más velocidad, siento como empieza a estremecerse y sin avisar se da la vuelta bruscamente.

– Ahora me toca a mí, -me dice mientras suspira. Se coloca encima de mí y eso… eso sí es una bonita vista.

Su vientre perfecto adornado con un piercing; su cuerpo impecable que refleja la luz del sol que entra por la ventana y esos senos… esos senos le quitarían la razón al más cuerdo de los hombres. Lo único que puedo hacer es agarrarme a sus pechos mientras ella no para de moverse y jadear.

Me consigo incorporar y llego con mi boca a ellos para jugar con sus pezones con mi lengua y mis dientes. El ritmo va en aumento y esos suspiros y jadeos se tornan en gritos que inundan la habitación. Justo cuando no puedo aguantar más, llegamos juntos a un clímax en el que nos fundimos y clavamos las uñas en la espalda del otro.

– Creo que es hora de levantarnos -me dice.

Con una sonrisa en mi rostro le respondo:

– Sexo ligero, zumo de fruta y café como dice la canción.

Su respuesta, una risita tímida.

Ya en la cocina tenemos una última conversación.

– Este fin de semana ha sido increíble, pero debo irme ya, tu marido llegará en breve de su viaje. No dudes en avisarme cuando quieras volver a verme.

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